El
mundo está convergiendo hacía una nueva comunidad, hacía un todo en un punto
pero al mismo tiempo diverso, que suma a todos los pueblos junto con sus tradiciones.
En este proceso las fronteras consisten en únicamente una división territorial
política, y esta es y continúa siendo rebasada por los cruces de culturas,
tradiciones, conocimientos, tecnologías y saberes.
¿Qué
tipo de comunidad se requiere en el futuro o en el presente?
Es
aquí que el humanismo daría pauta para establecer las formas en que los
pueblos y las culturas podrían superar lo que es mejor e inferior en sus
medidas y distinciones una frente a otra, y, formar objetivos sociales para
beneficio mutuo. Para ello debe construirse un nuevo lenguaje, un lenguaje cultural
y empático del futuro.
Los
gobiernos y sus instituciones y particulares tendrán la compleja labor de
construir sociedades más involucradas en comportamientos del humanismo como la
solidaridad, los derechos humanos, el arte, la identidad, la empatía, la
diversidad, la creatividad, la honestidad, el diálogo, la asertividad, la
inclusión. Éste es el lenguaje del que hablamos.
Uno
de los principales medios de acción, lo sabemos… la escuela. Una formación que
integre estos valores y otros más comenzando con los infantes. Con acciones
positivas hacía su comunidad rebasando las fronteras de la escuela. ¿Es
suficiente desde la escuela? ¿Qué más espacios y estrategias ayudarían a
construir este lenguaje?
El
niño y el joven aplicando el humanismo, en sus procesos de comunicación,
favorece su reflexión y aprendizaje desde la cimentación de actitudes de
cooperación.
Estos
niños y jóvenes son y serán los agentes que influenciarán tanto en el presente como en el
futuro. Hoy todos los chicos tienen respuestas curiosas e ideas increíbles
frente a situaciones y necesidades, las cuales pueden tener éxito, porque ellos
están abiertos a su intuición y creatividad, más que los adultos. En
verdad ¿quién los escucha?
El
humanismo abre una comunicación efectiva y consciente; nos ayuda a entender a
nosotros mismos y a los otros; nos convertimos en receptores de ideas de afuera
y tomamos lo mejor de estas sin menoscabar las nuestras (hablando también en el
sentido cultural). Dando la importancia a cada lenguaje. Ninguno es superior e
inferior.
Una
comunicación consciente con los otros nos permite escuchar y construir nuevas
ideas y acciones. Esta comunicación nos ayuda conocer los modos de ser y las
formas en cómo los demás han resuelto sus problemas a través de sus distintas
facetas. Una comunicación que nos enseña a entender el mundo y los diferentes
contextos sociales.
Esta
comunicación hace que reaccionemos y nos replanteemos nuestras ideas previas y
vacíos.
La
comunidad humanista comienza a construirse haciendo cosas simples y benéficas
para todos (incluyendo el hogar), tomando nuevas direcciones de comportamiento
y encumbrando nuevos valores, ideas nuevas, costumbres y amistades. No se trata
de engrandecer esa comunidad sino crear más de su tipo e interconectarlas entre
sí apreciando las diferencias y conocimientos distintos de los cuales podemos
retroalimentarnos.
Un
elemento que debe ser distinguido en este humanismo es el arte. Las artes
tienen que rehacerse como nuevas formas de conocimiento; el arte nos permite comprender
lo que quiere expresar el artista… las emociones, las actitudes, los problemas
y las soluciones; el proceso del artista engloba un lenguaje intencional y con
propósito.
El
arte enuncia la belleza del mundo y apuesta su preocupación por las necesidades
de todos. Es otro lenguaje que deber ser aprendido y retroalimentado.
El
arte no únicamente es de talleres y de escenarios espectaculares sino de calle
y comunidad. ¿Cómo está diseñado el arte para la educación y para nuestra vida
cotidiana?