Nacido en 1452
en el pueblo de Vinci, en los dominios de Florencia, el genio es más conocido
por la Giaconda y la Última Cena y por las asombrosas
máquinas, herramientas e inventos que
diseñó, frutos de su capacidad de observación y análisis.
Da Vinci
envolvió su profesionalismo en distintos campos del saber e introdujo
innovaciones y adelantos para su época siendo autodidacta; en ingeniería,
botánica, anatomía, geología, óptica, cartografía, astronomía, arquitectura,
poesía, canto, dramaturgia, escultura, aprendió a tocar la lira y el órgano,
diseñó instrumentos musicales, escribió un recetario de cocina, además presumió
su creatividad como organizador de banquetes y escenografías teatrales para
fiestas y celebraciones para sus mecenas.
En el arte
pictórico, Leonardo se alejó de lo tradicional, inventó y desarrolló el estilo
llamado sfumato, una técnica de capas
finas de pintura que resulta en un efecto de luces y sombras sobre los relieves
y que proporciona una definición suave en los volúmenes.
Manteniéndose
cercano a su intuición y espíritu creativo, da Vinci se abrió a la exploración
de lo tangible e imaginando diferentes enfoques. La creatividad aprovechada
suele abrir caminos y posibilidades. Lo que hizo de Leonardo un personaje
multidisciplinario. En la actualidad se conoce a da Vinci más como pintor pero
en su tiempo destacaba como ingeniero.
La personalidad
de da Vinci nos conduce a aspectos de su vida que podemos estimar como ejemplo para
desplegar plenamente nuestras convicciones y actitudes, entregarnos a la
creatividad, a la ecuanimidad y a nuestros propios estilos.
Para Leonardo la
vida había que darle valor porque es efímera. La manera de hacerlo es teniendo
una vida fructífera, bien empleada y un espíritu activo. Apreciando toda la
belleza que pudiera ofrecer el mundo, aprendiendo hasta de los mínimos
detalles del entorno. La determinación de da Vinci era expresar lo aprendido bajo su propio estilo e ideales.
En esta
filosofía, Leonardo incluyó saberes en soluciones prácticas teniendo presente
las necesidades y problemas que afectaba a la sociedad de su época. Por
ejemplo, medios eficaces para la captación de agua, instrumentos ópticos para
mejorar la visión, saneamiento urbano, medios de navegación y construcción.
Sin importar la
madurez a Leonardo lo ciñó siempre una actitud de aprendiz y una curiosidad por
los fenómenos naturales y culturales. Se mantenía cercano a artistas,
científicos y músicos para aprender de ellos, como Luca Pacioli, el matemático
quien influyó en unos de sus dibujos más celebres, El Hombre de Vitrubio.
La
genialidad de Leonardo era la expresión de la unión entre el arte y la ciencia,
la cual expresó en sus bosquejos de anatomía y sobre todo en sus pinturas. El estudio de la naturaleza y el desarrollo técnico del hombre que combinó es una demostración de aquella necesidad de modernizar su tiempo.
Da Vinci dependía totalmente de los mecenas para desarrollar sus proyectos, emprender sus estudios y ampliar su intelecto, y ellos dependían de las capacidades e innovaciones que Leonardo podía ofrecerles de acuerdo a las circunstancias apremiantes.
Una de las facetas que le dio más fama a da Vinci fue como ingeniero. Durante la etapa del Renacimiento los estados italianos vivían tiempos de guerra por el dominio. Leonardo no desperdició esas oportunidades para ofrecer sus servicios a los aristócratas beligerantes, para inspeccionar las fortalezas, levantar fortificaciones, realizar planos y mapas topográficos y proponer diseños de armas de combate y defensa y trabajos técnicos de infraestructura.
En tales
escenarios Leonardo siempre mantuvo un estado de imparcialidad, inteligencia y
actitud positiva frente las afinidades políticas y morales de los hombres
poderosos que lo cobijaban.
De tal manera
hizo bajo los mecenazgos de Ludovico de Sforza, Cesar Borgia, el senado de
Venecia, Francesco de Gonzaga, Giuliano de Médici, y con el rey de Francia,
Francisco I, conquistador de media Italia, quien le concedió a da Vinci una
gran consideración, trato generoso y apoyo para desarrollar las artes.
La visión de
Leonardo estaba encauzada en desarrollar no solamente el arte para sus mecenas sino
la ciencia para beneficio de los hombres. Decir que hizo de sus capacidades un
modo de vida.
El pintor
francés Ingres detalló, según la leyenda, la muerte de da Vinci en brazos de su
mejor y apreciado mecenas, el rey Francisco I.
Leonardo dejó al
mundo 15 obras pictóricas, alrededor de 13 mil escritos o tratados de los
estudios, observaciones y experimentos, que incluyen entre 200 dibujos
artísticos, técnicos y científicos. Estos documentos están dispersos y
expuestos en la Galería Uffizi de Florencia, en el Museo de Louvre y en el
Instituto de Francia, en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, en el Victoria and
Albert Museum, en la British Library, en el Castillo de Windsor y en la
Biblioteca Nacional de España.
Fuentes:
Leonardo da Vinci :
vida y obra / Elke Linda Buchholz