sábado, 16 de abril de 2022

Baal, el antiguo rival de Yahveh

 


Baal fue la deidad cananea de las tormentas y la fertilidad, dios de la lluvia y fuente de vida, y se le identifica con Hadad (el dios babilonio del clima); Baal-Hadad (Jinete de las Nubes y Señor de la Tierra). Baal significa “amo”, “señor” o “dueño”. Fue el personaje central del ciclo más importante de los mitos cananeos, pues señalaba el final del año agrícola y el inicio de las lluvias de otoño.

El monstruo Yam (mar) exigió el poder monárquico de la tierra; Baal lo mató en combate y se proclamó rey. Al derrotar a Yam, que representaba las fuerzas del caos, Baal demostró que él controlaba el flujo del agua que venía del firmamento.

Se ofreció un gran banquete en honor a Baal. A raíz de este acto, la diosa Anath, hermana de Baal, diosa del amor y la guerra, comenzó a matar a quienes lo veneraban. Baal trató de calmar a Anath revelándole el secreto de los relámpagos que presagiaban las tormentas dadoras de vida y el fin de las sequías.

Los mitos cananeos se presentan en forma de poema. Los textos fueron hallados en Ras Shamra, lo que era el reino cananeo de Ugarit, establecido en la costa mediterránea de Siria.  En los textos los personajes están organizados en un reino repartido entre los dioses más antiguos que presiden y apenas actúan, y los más jóvenes, ávidos de campañas guerreras.

El rey y padre, El, “creador de los dioses, los hombres y las criaturas”, bueno, de palabra sabia, guarda un evidente parecido con el dios de los hebreos, Yahveh; aunque, El, esposo de Athirat, “creadora de los dioses”, engendra. Ambos son los guardianes del orden cósmico, pero cuyos principales actores son Baal y Anath.

Baal construyó un palacio y junto con su hermana Anath retó a Mot, monstruo de la tierra y el señor de la muerte. Mot personifica la sequía mortal del verano. Baal, vencido por Mot, desciende a la morada de los muertos. Anath suplica a Mot que le devuelva a Baal, y ante su negativa, lo mata:

Prende al divino Mot, con el hierro lo parte, con el harnero lo avienta, con el fuego lo quema, con la muela lo tritura”. Lo trata como el grano que se cosecha y al que en ese trance parece personificar.

El dios El tiene un sueño y con acentos bíblicos observa cómo resucita Baal:

Dormido, el misericordioso El, el de gran corazón, el creador de las criaturas, ve en sueños cómo de los cielos lleve manteca y corre torrentes la miel, porque el muy poderoso Baal está vivo, porque ahí está el Príncipe, señor de la tierra”.

Anath encuentra a Baal, que inmediatamente se manifiesta por su furor, pues personifica a la tormenta.

Estos dioses son personificaciones de los ciclos de las fuerzas naturales lo que comprende la seducción de Baal para estas sociedades agrícolas ansiosas por el retorno de la lluvia y el éxito de las esenciales actividades humanas para la supervivencia.  

Por eso Baal fue el peor rival de Yahveh cuando el pueblo israelita, convertido en sedentario después de la salida de Egipto, comenzó a expandirse sobre las tierras cananeas y adquirir parte de su mentalidad religiosa. Los israelitas entraron en contacto con Baal cuando llegaron a Canaán (la región entre el mar Mediterráneo y el río Jordán) alrededor del año 1473 a.C.

Cada ciudad o pueblo en Canaán tenía su propio Baal. A menudo se le daba al Baal local un nombre que expresaba conexión con una región específica. Por ejemplo, a Baal de Peor, le dieron a esta deidad el nombre del monte Peor en Moab, el Baal-berit en Siquem o Baal-zebub en Ecrón. Aunque había muchos de estos Baales locales, los cananeos y los pueblos vecinos entendían que todos los Baales locales eran simplemente manifestaciones de un solo dios Baal.

El baalismo se manifestó en distintos ritos los cuales eran realizados constantemente por los israelitas en momentos de desesperación o por aculturación.

La religión cananea recalcaba la guerra y la prostitución ceremonial (hombres y mujeres sagrados o sacerdotisas y sacerdotes que se prostituían en el rito de fertilidad), el sacrificio de niños en fuego, la adivinación, la astrología y la magia, los cananeos buscaban señales en los cuerpos celestes, en los fetos deformados y en las vísceras de animales sacrificados, lo sacerdotes practicaban el bestialismo representando a Baal, en forma de toro, que copulaba con una novilla; lo que era repulsivo para los israelitas fieles a Yahveh.

Los cananeos honraban al espíritu del difunto en su adoración de antepasados, se celebraban la fiesta en la tumba o en los túmulos de la familia, y se realizaban ritos de embriagues y sexualidad en los que se creía que participaban los muertos.

A los israelitas se les prohibió hacerse cortaduras en su carne por un alma difunta. Cuando Baal murió, su padre el dios El se cortó la piel con un cuchillo, se hizo incisiones con una navaja y se cortó las mejillas y la barbilla. Las laceraciones rituales eran una costumbre entre los adoradores de Baal.

La acción de cocer un cabrito en leche formaba parte de un rito de la fertilidad que era común en la religión cananea. Bajo la Ley de Moisés a los israelitas se les prohibió cocer al cabrito de esta manera.

A las mujeres de Jerusalén se les prohibió usar pulseras, cintas en la cabeza y adornos de media luna, los cuales simbolizaban a los dioses cananeos del sol y la luna.

Alrededor de 1300 a C., el reino de Ugarit rodeado por las naciones de Israel, Líbano y Siria, era la esencia de la civilización cananea, la región en la que convergieron diversas culturas, la sumeria, la hurrita, la hitita, la egipcia y la minoica.

La ubicación de la ciudad era el cruce de rutas comerciales estratégicas que la convirtió en uno de los primeros puertos internacionales de importancia. Por tal fue un reino avasallado por Egipto y luego por el imperio Hitita.

Esta diversidad de culturas y lenguas motivó a los escribas de Ugarit simplificar su lenguaje cuneiforme en treinta sonidos simples, es decir, un alfabeto, y serían los fenicios que trasladarían esta nueva forma de escritura en el papiro.

Los templos de Baal y Dagán, o posiblemente El, dominaban la ciudad y las llanuras que la rodeaban. A El se le representa como un anciano de barba blanca alejado de la humanidad. En cambio, a Baal lo representaban fuerte que procura gobernar sobre los dioses y la humanidad.

Estos templos en forma de torres, quizás de 20 metros de altura, tenían un pequeño vestíbulo que conducía a un cuarto interior donde se hallaba la imagen del dios. Unas escaleras llevaban a la terraza donde el rey oficiaba en varias ceremonias. Es muy probable que por la noche o durante las tormentas se encendieran luces en la parte superior de los templos para que los barcos arribaran a puerto sin ningún percance.

Estas torres, tal como las columnas y los postes sagrados, tenían connotaciones fálicas, las piedras labradas en forma de un símbolo fálico representaban a Baal, la parte masculina de la unión sexual, y los postes sagrados de madera representaban a Asera, la consorte de Baal, el elemento femenino.

Tras la derrota de los cananeos a manos de los israelitas, los cananeos animaban a sus conquistadores a adoptar a los dioses de Canaán. Por ejemplo los jueces Gedeón y Samuel, lucharon contra esa tendencia.

Tras los reinados de Saúl y David, Salomón empezó a ofrecer, en sus últimos años, sacrificios a los dioses cananeos. Otros reyes de Israel y de Judá siguieron el mismo proceder y se rindieron ante Baal, pero los profetas y reyes como Elías, Eliseo y Josías lucharon contra el culto de Baal.

Con Acab se generalizó el culto a Baal y a El en el reino de Israel; Acab estaba casado con Jezabel quien adoraba a los dioses cananeos. Ambos lograron que mucha gente se postrara ante Baal y también mataron a muchos profetas de Yahveh. En esas circunstancias resaltó el papel del profeta Elías, quien, según la Biblia, mandó a asesinar a los 450 profetas de Baal.

Y una vez que los israelitas regresaron del exilio en Babilonia (538 a.C.), ya no volvió a mencionarse el culto de Baal.





Fuentes:

 Amiet, P. Misterio de las civilizaciones olvidadas, Reader’s Digest.

El culto de Baal: la lucha por ganar el corazón de los israelitas, Atalaya, 1999.

Ugarit, antigua ciudad a la sombra de Baal, Atalaya, 2003.

Willis, R., Diccionario Universal de Mitología, Editorial Tomo, 2003.


martes, 12 de abril de 2022

Ulises de Homero

 


Rey de Ítaca, personaje importante en la Ilíada y figura principal en la Odisea. Hijo de Laertes y Anticlea. Algunas narraciones mencionan que era el hijo ilegitimo de Sísifo, un bromista y embaucador de quien Ulises heredó la astucia. Ulises apareció en las tragedias griegas como político astuto y pragmático, se le compara su naturaleza calculadora y engañosa, con la franqueza y nobleza de Aquiles. 

Ulises utilizó primero su astucia cuando pretendía la mano de Helena, la hija del rey Tindáreo de Esparta. Ulises aconsejó a Tindáreo que para impedir un alboroto entre los pretendientes sin éxito de la mano de Helena, debía hacer que juraran apoyar el honor del hombre que finalmente se escogiera para la mano de Helena. Ulises y los demás príncipes se comprometieron a defender a Menelao si despreciaban su honor. Y Tindáreo entregó a Ulises a Penélope, su sobrina, en matrimonio.

Cuando Helena se fugó con el príncipe troyano, Paris, los antiguos pretendientes ayudaron a Menelao y organizaron una expedición militar contra Troya, bajo las órdenes de Agamenón, hermano de Menelao.

Ulises estaba renuente a combatir y fingió demencia, pero el guerrero Palamedes descubrió la farsa obligando a Ulises a admitir su cordura. Ulises tramó la forma de causar la muerte de Palamedes. En Troya, Ulises situó oro en la tienda de Palamedes afirmando su paga como espía troyano; se encontró culpable a Palamedes y sus compañeros lo lapidaron a muerte.

En el sitio de Troya, Ulises diseñó el famoso caballo hueco de madera en el que se escondieron los griegos y entraron a la ciudad.

Después de la caída de Troya, la flota griega fue dispersada por tormentas y los barcos de Ulises se separaron. De esta manera inician los viajes narrados en la Odisea. Ulises y su tripulación llegaron a la ciudad de los cicones, la cual saquearon. Otra tormenta los condujo a una región de brujería y monstruos. Desembarcaron en la Isla de los Comedores de Loto, cuyos habitantes ofrecieron a la tripulación loto para comer, borrando su memoria y haciendo que se quedaran aletargados que fue necesario llevarlos cargados a sus barcos.

La siguiente tierra estaba habitada por cíclopes. Uno de ellos, Polifemo, pastor de ovejas, tomó cautivos a Ulises y algunos marineros en su cueva y empezó a comérselos. Ulises hizo que el cíclope se emborrachara y le dijo que su nombre era “Nadie”. Mientras Polifemo se encontraba ebrio, Ulises y sus compañeros enterraron una estaca ardiente en el ojo, haciendo que gritara. Otros cíclopes vinieron a ver que sucedía, pero al escuchar a Polifemo gritar “¡Nadie está lastimándome!”, supusieron que no sucedía nada malo y se marcharon. Cuando el cíclope se levantó a la mañana siguiente, abrió la cueva para que salieran sus ovejas y los cautivos escaparon sosteniéndose del vientre de los animales.

El padre de Polifemo, Poseidón, maldijo a Ulises para que vagara por los mares durante diez años por haber dejado ciego a su hijo.

Después Ulises llegó a la isla de Eolo, el señor de los vientos, quien le dio un saco que contenía vientos desfavorables. Ulises había viajado hasta tener a la vista a Ítaca cuando un tripulante abrió el saco mientras Ulises dormía, liberando los vientos, los cuales llevaron a los viajeros hasta la tierra de los lestrigones, gigantes caníbales, quienes hundieron todos los barcos, excepto uno, y se comieron a la tripulación.

Ulises en el barco restante desembarcó en la isla de la hechicera Circe. La mitad de la tripulación fue a su palacio y Circe los convirtió en cerdos y los encerró en una pocilga. Con la ayuda de Hermes y una planta mágica, Ulises se volvió inmune a los hechizos de Circe y la obligó a liberar a sus hombres. La tripulación permaneció un año con Circe quien aconsejó a Ulises que consultara a la profeta ciega Tiresias. Tiresias le dijo que fuera al mundo de los muertos e hiciera una ofrenda a Poseidón. Allí, Ulises vio a grandes héroes, incluyendo a sus antiguos compañeros de batalla, Aquiles y Áyax. 

Ulises navegó por las islas de las Sirenas, bestias con cuerpo de ave y cabeza de mujer. Su canto era irresistible y atraía a los marineros a las rocas. Ulises quería escuchar su canto, así que siguiendo el consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los oídos con cera y lo ataran al mástil. Los marineros remaron sordos a las exigencias embrujadas de Ulises de que se dirigieran hacía las voces. Luego, el barco esquivó con éxito a los monstruos Escila y Caribdis y llegó a Trinacria, la isla de Helio, donde quedó inmóvil por falta de viento. Ignorando el consejo de Circe, la hambrienta tripulación mató parte del ganado de Helio, e indignado, destruyó el barco y la tripulación, con excepción de Ulises.

Ulises llegó a la isla de la hermosa ninfa Calipso, quien lo conservó como su amante durante ocho años, pero Ulises añoraba su hogar. Calipso finalmente lo liberó después de la intervención de Atenea, y entonces Ulises navegó en una balsa a la tierra de los feacios. Su rey, Alcínoo, envió a Ulises a su hogar en un barco mágico lleno de regalos.

Antes de anunciarse al llegar a casa, Ulises descubrió que Penélope, quien nunca creyó que había muerto, estaba rodeada de pretendientes indeseables. Disfrazado, descubrió que su familia y su gente aún le eran fieles, luego mató a los pretendientes con la ayuda de su hijo Telémaco y volvió a reunirse con Penélope después de veinte años.

Tiresias predijo que la muerte de Ulises procedería del mar. En algunas narraciones, Telégono, hijo de Ulises y Circe, llegó a Ítaca y por accidente mató a su padre.




Fuente:

Willis, R., Diccionario Universal de Mitología, Editorial Tomo, 2003.


sábado, 2 de abril de 2022

Después de Hiroshima y Nagasaki, la bomba nuclear en el siglo XX


 

La bomba A de Hiroshima estaba formada por núcleos de uranio 235 liberando una inmensa cantidad de energía en forma de calor y provocando el desplazamiento de masas de aire y una enorme contaminación radioactiva. Su fuerza fue de 15 kilotones (15 mil toneladas de trinitrotolueno (TNT)). La bomba de Nagasaki tuvo un núcleo más potente llevando plutonio 239, con una fuerza de 20 kilotones.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial diversos países temieron rezagarse frente al dominio de la energía atómica de Estados Unidos, así canalizaron sus recursos para obtener sus propias bombas nucleares.

En 1949, Rusia ya tenía su bomba atómica. En 1952, Reino Unido realizó su primera prueba exitosa en la isla de Montebello, cerca de Australia. En 1960, Francia hizo lo mismo en Reggane en el Sahara Francés. Y en 1964, China en el desierto de Takla Maklan.

En enero de 1950, el físico Edward Teller (quien colaboró con Oppenheimer desde 1942 en los Álamos, Nuevo México) convenció al presidente Harry S. Truman, a través de la Comisión de Energía Atómica, la fabricación de una nueva bomba atómica, la bomba H, miles de veces más poderosa, pero “limpia” en cuanto a los efectos posteriores de la radiación. La bomba de hidrogeno libera su energía mediante la unión o fusión de núcleos ligeros de hidrógeno o deuterio, tritio y litio.

Para que se produzca la reacción de fusión se requiere la fisión (la separación de núcleos pesados) como detonador, en otras palabras, una explosión atómica. La cantidad de energía liberada es mucho mayor. Las pruebas estadounidenses y rusas llegaron entre los 20 y 50 megatones (1 megatón equivale a un millón de toneladas de TNT) en la década de los 50. Aunque la temperatura de la bomba H es mucho mayor, así también la onda expansiva, los efectos radioactivos son menos sorprendentes.

Estados Unidos realizó tres pruebas con la bomba H en el atolón de Bikini, Eniwetok, en el Pacifico Sur. El diámetro de la nube del hongo generado por la explosión fue de 190 kilómetros, y los primeros afectados fueron unos pescadores japoneses que se encontraban a 150 kilómetros. Esta prueba fue una amenaza a las frágiles relaciones internacionales después de la guerra.

Frente a esto la desconfianza entre amigos y enemigos aumentó la velocidad para la guerra armamentista, con la justificación de la seguridad. El 20 de agosto de 1955 Rusia declaró tener la bomba H, y el 16 de mayo de 1956, Reino Unido. El 17 de mayo de 1957, Reino Unido realizó la segunda prueba en la isla de Christmas, en la Polinesia, del Pacifico Sur.

En 1965, China ingresó a la carrera armamentista habiendo realizado pruebas con la bomba de fusión. Francia, bajo la presidencia de Charles de Gaulle, realizó pruebas en el atolón de Albión en 1966, pero no se obtuvieron resultados. Al año siguiente, los ingleses enviaron a William Cook, miembro de la Secretaría de Energía Atómica del Reino Unido, quien ayudó a los franceses a llegar a su meta en 1970.

Se calcula que en ese periodo Estados Unidos realizó 1030 pruebas nucleares; 715, Rusia; 204, Francia; 45, Reino Unido; y 41, China.

El 5 de agosto de 1963, en el contexto de la Guerra Fría, Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña firmaron un Tratado sobre Limitación de Pruebas Nucleares que prohibía el uso de armamento nuclear en el espacio, la tierra y bajo el agua.

El 27 de enero de 1967, se firmo otro que prevenía la instalación de este tipo de armamento en órbita alrededor de la Tierra, satélites, la luna o cualquier otro cuerpo celeste.

En julio de 1968, estos países y otros firmaron el Tratado de No Proliferación Nuclear en el que se acordó no dar armamento nuclear a naciones que no tuvieran bombas nucleares. Este tratado se extendió hasta el 11 de mayo de 1995.

En los acuerdos sobre Limitación de Armas Estratégicas (SALT), en 26 de mayo de 1972, el Tratado sobre Misiles Antibalísticos limitó el número de misiles de defensa que podía tener cada país, de 100 a 2, y para 1974 a 1.

El 18 de junio de 1979, se firmó en Viena el SALT II, el cual limitaba el número de armas ofensivas de Estados Unidos y Rusia, a 2400 misiles por país, a 1320 misiles intercontinentales y a 1320 misiles submarinos, para enero de 1985. Sin embargo, este tratado no fue ratificado por el senado de Estados Unidos, pues en ese momento ocurría la invasión rusa a Afganistán.

El 8 de diciembre de 1987, Mijail Gorbachov y Ronald Reagan firmaron en Washington el Tratado sobre las Fuerzas Nucleares de Mediano Alcance comprometiéndose a retirar todos sus misiles de mediano y corto alcance situados en Europa y Asia. El tratado fue ratificado por el senado de Estados Unidos en mayo de 1988.  

El 31 de julio de 1991, el Tratado Estratégico de Reducción de Armamento (START 1) en Moscú, Mijail Gorbachov y George Bush, estableció una reducción del 30 % del armamento en tres etapas durante siete años; aunque se ampliaría el plazo, y el senado ratificaría el tratado hasta octubre de 1992, frente a la caída del bloque socialista. La URSS se desmembró en cuatro republicas: Rusia, Ucrania, Kazajstán y Bielorrusia, todas con misiles en su territorio. Las tres últimas decidieron trasladar sus armas a Rusia y ratificar el START 1. Pero Rusia no decidió ratificarlo hasta que los tres países también ratificaran el Tratado de no Proliferación Nuclear. Bielorrusia y Ucrania accedieron hasta 1993 y Ucrania hasta 1994.

Ante el asombro del mundo, 17 de agosto de 1995, Irak reveló a la ONU su extenso programa de armas nucleares y bacteriológicas, frente a la presión de las tropas estadounidenses en la región en el contexto de la Guerra del Golfo Pérsico. 

El 1 de junio de 1996, Leonid Kuchma, presidente de Ucrania, anunció en la base de misiles de Pervomaisk que había trasladado las últimas armas, a cambio de lo cual recibió de Rusia mil millones de dólares en petróleo y combustible nuclear para cinco plantas eléctricas. Bielorrusia, para 1996, aún no había terminado de trasladar las suyas.

El START II se firmó en Moscú el 3 de enero de 1993, el tratado más importante de desarme en la historia de la bomba. Estados Unidos y Rusia se comprometieron a desmantelar en una década un tercio de sus misiles de largo alcance y eliminar el 100 % de las bases terrestres de misiles de múltiples cabezas. En 1996 el tratado sería ratificado por Estados Unidos, sin embargo, Rusia no lo ratificaría frente a las acciones de Estados Unidos en Irak y Kosovo a través de la OTAN. Este tratado sería sustituido por el Tratado de Reducciones de Ofensivas Estratégicas (SORT) del 2002 que estableció el compromiso de reducir las ojivas nucleares a 2200 cada país.

El 10 de agosto de 1995, a pocos días de la conmemoración del bombardeó en Japón en la Segunda Guerra Mundial, el presidente de Francia, Frances Chirac, declaró que su país estaba de acuerdo con la prohibición de nuevas pruebas nucleares, pero que la respaldaríá después de haber terminado con las suyas. En septiembre de ese año, Francia anunció una explosión nuclear en el atolón de Mururoa, en el Pacifico Sur, la cual sería la primera de las ocho pruebas nucleares con bombas H.

Las protestas no se hicieron esperar tanto al interior y al exterior de Francia, como Haití que se vio amenazada por el desarrollo de pruebas, dado que la Polinesia estaba siendo usada como laboratorio de pruebas nucleares por los países ya mencionados después de la Segunda Guerra Mundial. La presión fue tal que en enero de 1996 Francia dio por terminadas las acciones nucleares después de haber finalizado las ocho pruebas.

El 12 de junio de 1996, se daba a conocer que China había mantenido en secreto pruebas nucleares con bombas H en la región del estrecho de Taiwán. En señal de protesta, un barco de Greenpeace ingresó a las aguas territoriales de China y permaneció por algunas horas en el estuario del río Yang-tzé, exigiendo al gobierno chino la suspensión de las pruebas nucleares. El barco fue abordado por la armada china y escoltado para abandonar el territorio del país.

Greenpeace contraatacó pidiendo al mundo que enviaran cartas al gobierno chino para presionarlo. El movimiento logró su cometido, pues a China no le convenía rechazar esa opinión en un momento en que sus acciones sobre Taiwán estaban siendo observadas por los países occidentales y en el que su apertura política y económica le favorecía notablemente como un ejemplo de modernidad en el mundo, pues estaba celebrándose en Beijing la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, en septiembre de 1996.

 

 

 

 

Fuente:

García, H., La bomba y sus hombres, ADN, 2003.