domingo, 21 de abril de 2024

El Manifiesto de Sevilla (1986): Guerra, violencia y gen

 Los postulados del Manifiesto de Sevilla, reconocido y adoptado por la UNESCO, asumen que es el entorno lo que dirige a una persona a ser violenta si este individuo carga o no algún gen predispuesto a la agresividad.

Y no todos los individuos que tienen esa característica en el ADN y que sufrieron en un ambiente de abuso y violencia no necesariamente tenderán a ser violentos.

Los genes predispuestos o susceptibles pueden activarse en función del entorno o el ambiente en el que vive la persona y de las experiencias que haya tenido en la infancia.

Según los científicos del manifiesto explican que es incorrecto afirmar que las personas hayamos heredado de nuestros antepasados la tendencia hacía la violencia y la guerra, y que es incorrecto que ambas características estén determinadas o programadas en nuestros genes.

Resumen de los postulados de la Declaración de Sevilla firmada por veinte científicos de diferentes partes del mundo:

-El comportamiento violento del hombre no debe ser relacionado al comportamiento predador de nuestros antepasados humanos o de los animales.

-Nuestro comportamiento está modelado por nuestros tipos de condicionamiento, nuestros modos de socialización y familiarización con el mundo.

-Lo que nos define como individuos es la consecuencia de la interacción de nuestros genes con las circunstancias sociales y ecológicas en las que estamos viviendo, no exclusivamente por los genes que heredamos de nuestros padres. 

-Es incorrecto decir que nuestra mente nos conduce a la violencia, pues el cerebro nos ofrece la posibilidad de pensar lo que queremos hacer y lo que deberíamos hacer. Y que tenemos una aptitud para aprender y para inventar nuevas maneras de hacer las cosas.

-La violencia y la guerra son productos culturales como la paz, por lo que podemos decidir en construir más a favor de la paz.

-Es un mito que la guerra y la violencia son inherentes a la naturaleza humana. La guerra es un producto de la cultura y no de nuestros genes, por lo que no forma parte de la naturaleza humana. La cultura confiere la capacidad de moldear y transformar nuestra naturaleza de una generación a otra.

-Es incorrecto decir que la guerra es un fenómeno “instintivo”. Los científicos ya casi no usan el término "instinto", porque no existe un solo aspecto de nuestro comportamiento que no pueda ser modificado con el aprendizaje.

-La guerra es el resultado de objetivos políticos e ideologías que disponen de una coordinación de grupos, planeación, decisiones, derechos y obligaciones, el uso de los medios de comunicación y tecnología, que no dependen de un carácter precisamente emocional.

-La imagen del enemigo es una construcción cultural y artificial diseñada para estimular el miedo y la agresividad.

-La guerra no es un distintivo de todas las sociedades humanas que han existido en la historia.

-Estamos influenciados por la cultura en que nos desarrollamos, y somos responsables por nuestros actos. Todos tenemos emociones e impulsos pero cada uno de nosotros es  responsable del modo en que los expresa.

 

En reflexión

Nuestra mejor armonía con el mundo depende mucho de las relaciones sociales que estemos construyendo.

Es importante que nuestras sociedades se preocupen por transformar los ambientes en condiciones más justas y equitativas para todos. Comenzando con los padres en correspondencia con sus hijos en el trato emocional y los cuidados que necesitan los infantes.

Los valores que podríamos estar impulsando como la empatía, la tolerancia, la comprensión, el altruismo y la cooperación en los distintos niveles de la sociedad nos destinarán a un mejor desarrollo como seres humanos y la construcción de la paz. Tú decides como expresarte en el mundo.

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