Los postulados del Manifiesto de Sevilla, reconocido y adoptado por la UNESCO, asumen que es el entorno lo que dirige a una persona a ser violenta si este individuo carga o no algún gen predispuesto a la agresividad.
Y no
todos los individuos que tienen esa característica en el ADN y que sufrieron en
un ambiente de abuso y violencia no necesariamente tenderán a ser violentos.
Los
genes predispuestos o susceptibles pueden activarse en función del entorno o el
ambiente en el que vive la persona y de las experiencias que haya tenido en la
infancia.
Según
los científicos del manifiesto explican que es incorrecto afirmar que las
personas hayamos heredado de nuestros antepasados la tendencia hacía la
violencia y la guerra, y que es incorrecto que ambas características estén
determinadas o programadas en nuestros genes.
Resumen
de los postulados de la Declaración de Sevilla firmada por veinte científicos
de diferentes partes del mundo:
-El
comportamiento violento del hombre no debe ser relacionado al comportamiento
predador de nuestros antepasados humanos o de los animales.
-Nuestro
comportamiento está modelado por nuestros tipos de condicionamiento, nuestros
modos de socialización y familiarización con el mundo.
-Lo
que nos define como individuos es la consecuencia de la interacción de nuestros
genes con las circunstancias sociales y ecológicas en las que estamos viviendo,
no exclusivamente por los genes que heredamos de nuestros padres.
-Es
incorrecto decir que nuestra mente nos conduce a la violencia, pues el cerebro
nos ofrece la posibilidad de pensar lo que queremos hacer y lo que deberíamos
hacer. Y que tenemos una aptitud para aprender y para inventar nuevas maneras
de hacer las cosas.
-La
violencia y la guerra son productos culturales como la paz, por lo que podemos
decidir en construir más a favor de la paz.
-Es
un mito que la guerra y la violencia son inherentes a la naturaleza humana. La
guerra es un producto de la cultura y no de nuestros genes, por lo que no forma
parte de la naturaleza humana. La cultura confiere la capacidad de moldear y
transformar nuestra naturaleza de una generación a otra.
-Es
incorrecto decir que la guerra es un fenómeno “instintivo”. Los científicos ya
casi no usan el término "instinto", porque no existe un solo aspecto
de nuestro comportamiento que no pueda ser modificado con el aprendizaje.
-La
guerra es el resultado de objetivos políticos e ideologías que disponen de una
coordinación de grupos, planeación, decisiones, derechos y obligaciones, el uso
de los medios de comunicación y tecnología, que no dependen de un carácter
precisamente emocional.
-La
imagen del enemigo es una construcción cultural y artificial diseñada para
estimular el miedo y la agresividad.
-La
guerra no es un distintivo de todas las sociedades humanas que han existido en
la historia.
-Estamos
influenciados por la cultura en que nos desarrollamos, y somos responsables por
nuestros actos. Todos tenemos emociones e impulsos pero cada uno de nosotros
es responsable del modo en que los expresa.
En
reflexión
Nuestra
mejor armonía con el mundo depende mucho de las relaciones sociales que estemos
construyendo.
Es
importante que nuestras sociedades se preocupen por transformar los ambientes
en condiciones más justas y equitativas para todos. Comenzando con los padres
en correspondencia con sus hijos en el trato emocional y los cuidados que
necesitan los infantes.
Los
valores que podríamos estar impulsando como la empatía, la tolerancia, la
comprensión, el altruismo y la cooperación en los distintos niveles de la
sociedad nos destinarán a un mejor desarrollo como seres humanos y la construcción
de la paz. Tú decides como expresarte en el mundo.
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