sábado, 20 de abril de 2024

La ciencia en la Edad Media

 

Se considera que la ciencia nació en la Grecia antigua. En la Edad Media, la ciencia atravesó por una época “oscura” donde la dominación religiosa sometió a todo pensamiento. Aquellos que se salían de los parámetros religiosos o se oponían al plan divino eran considerados paganos o herejes.

Por eso la ciencia medieval cristiana se declaró enemiga de cualquier iniciativa de conocimiento, filosofía o cultura que no fuera basada en las Sagradas Escrituras.

La ciencia volvió a ser ciencia hasta el Renacimiento cuando de nuevo salieron a la luz los textos antiguos que los árabes guardaron y estudiaron durante la Edad Media.

En el siglo XII algunos tuvieron la encomienda de traducir a Euclides, Aristóteles, Platón, Ptolomeo, Arquímedes y otros; uno de estos traductores, el francés Pedro Abelardo, señaló una serie de inconsistencias entre las Sagradas Escrituras y las observaciones de los fenómenos naturales. Él dijo “solo se llega a percibir la verdad buscándola tras dudar”. Muchos que pensaban igual prefirieron usar pseudónimos para evitar la reacción de la Iglesia.

La ciencia medieval nació como una mirada religiosa que tuvo que demostrar su superioridad sobre los saberes de Grecia y Roma, y, demostrar la presencia divina en las manifestaciones de la naturaleza. Por ello se buscaban enseñanzas religiosas y morales en las acciones de los animales, en el movimiento de los planetas y en la capacidad de sanación que poseían algunos vegetales y minerales. Esta ciencia estaba obligada a explicar los acontecimientos del mundo y el universo con base a Dios.

Sin embargo, estas concepciones no pudieron someterse durante la Edad Media, lentamente se dio el reencuentro de la antigüedad Clásica, y algunas de sus ideas fueron asimiladas entre los siglos XII y XIII.

Por ejemplo, el “Libro de los 24 filósofos” donde las ideas geométricas de Platón y los pitagóricos se pusieron al servicio de quienes intentaron definir a Dios. Así como las ideas platónicas fueron puestos en armonía con las enseñanzas eclesiásticas dando forma al dogma cristiano de la época.

Las universidades se transformaron en espacios para la creación de esta nueva visión religiosa, que si bien otorgaban un papel preponderante a la divinidad, también fueron capaces de retomar el camino de los antiguos pensadores, al ofrecer explicaciones naturales para los fenómenos naturales.

Esto está representado por algunos autores medievales como Roger Bacon, Guy de Chauliac y Nicolas de Cusa, las de los médicos de la Escuela de Salerno, Ambroise Paré y Paracelso.

La “magia natural”, distinta a la “magia diabólica”, también contribuyó a cambiar la visión de los maestros medievales, pues su objetivo era interpretar, transformar y controlar la naturaleza gracias a nuevos saberes, entre la que destacó la alquimia, cuyo objetivo básico era descubrir el elixir o la piedra filosofal que convirtiera el plomo o cualquier metal en oro o plata. Los alquimistas emplearon años transformando los diversos productos químicos, cuyos procesos contribuyeron a un avance en las técnicas de experimentación de la química.

Durante la Edad Media la visión del islamismo fue distinta a la de los cristianos; los musulmanes optaron por convertirse en los herederos de los antiguos griegos y romanos. Todas las obras científicas y filosóficas de los antiguos fueron traducidas y estudiadas por el mundo musulmán, la Edad Media islámica fue más bien una época de Renacimiento. En el islam la ciencia tomó las matemáticas, la geometría, las ciencias naturales, la alquimia, la medicina, los estudios de las plantas y los minerales, reflexiones sobre el universo; fue una continuidad y desarrollo de los antiguos griegos y romanos.

La ciencia en el islam tuvo una concepción distinta a la de Europa; Avicena, uno de sus pensadores, redescubre la fisiognomía (técnica que determinaba la psicología o personalidad de un individuo por medio de su rostro) y el cosmos, e Ibn Jaldún desarrolló un tipo de enciclopedia de ciencias.

El pensador Orígenes, uno de los filósofos cristianos de los primeros años, estudió sobre la sabiduría cristiana basándose en los textos bíblicos. Sus escritos contribuyeron en la filosofía medieval cristiana.

Fisiólogo es una obra anónima que mira a la naturaleza, más bien las creencias medievales que se tenían de la zoología expresaban las enseñanzas de los textos bíblicos.

Dionisio Areopagita influyó en el pensamiento medieval explicando las posibilidades y el conocimiento sobre Dios y el acercamiento del hombre con él.

Roger Bacon realizó estudios donde unió la filosofía con la teología, estudió el lenguaje, las matemáticas, la óptica, la ética y la investigación experimental. Por sus ideas fue perseguido, condenado y enclaustrado por la Iglesia. Bacon intentó desarrollar una enciclopedia con base a las matemáticas, física, moral, gramática y lógica. Las investigaciones de Bacon se refieren sobre todo en la física, especialmente en la óptica. También estudió astronomía, historia natural y gramáticas griega y hebrea sin llegar a resultados significativos. Pero por su énfasis en la investigación experimental y la importancia de las matemáticas como sistema para adquirir certeza Bacon es considerado precursor de la ciencia moderna.

Guy de Chauliac fue uno de los médicos franceses más importantes de su época quien brindo sus servicios a tres Papas. Narró la peste que asoló a Europa entre los siglos XIV y XV en el que reveló las reacciones del hombre ante esta enfermedad y las limitaciones de la medicina de la Edad Media.

El cardenal Nicolas de Cusa fue el último gran filosofo de finales de la Edad Media quien determinó la infinitud o “interminado” del universo. Aunque los antiguos griegos ya lo habían propuesto. Por lo que para Nicolas de Cusa el universo no podía ser objeto de conocimiento preciso y total sino parcial y conjetural. Este reconocimiento del limitado conocimiento objetivo del universo constituye una de las características de su obra “docta ignorantia” como medio para trascender las limitaciones del pensamiento racional que es finito, porque cuando se investiga lo infinito no existe comparación con algo determinado.

La Escuela de Salerno fue una de las mejores escuelas de medicina a finales de la Edad Media; la escuela conservó los conocimientos de Hipócrates y Galeno y desarrolló nuevas técnicas curativas. El “régimen de Salerno” es su famoso documento.

Philippus Aeureolus Teophrastrus Bombastus ab Hohenheim adquirió el nombre de Paracelso, uno de los más famosos médicos y alquimistas de finales de la Edad Media. Sus escritos marcan la lucha contra la vieja medicina (influenciada por Avicena, Aristóteles, Hipócrates y Galeno) por medio de la alquimia y los minerales y estudios y observaciones a través de sus viajes por Europa. Paracelso marca el origen de la química.  

Ambroise Paré fue un autodidacta de medicina de finales de la Edad Media quien llegó a ser médico de varios reyes, su libro “monstres et prodiges” es un texto de ciencia divertido que compara como trabajaban los médicos medievales con los primeros médicos del Renacimiento.

Abu Ali al-Husayn Abd Allah Ibn Sina conocido como Avicena fue uno de los mayores continuadores de las tradiciones platónicas y aristotélicas en el mundo musulmán, tal es el caso de la fisiognomía y la disposición de las esferas celestes.

Ibn Jaldún escribió su gran obra Al-Muqaddimah, la enciclopedia del mundo islámico, que guarda conocimientos en cosmografía, geografía, retórica y poética, bajo un esquema aristotélico; constituía una síntesis más comprensiva de las ciencias humanas.  

 

 

 

 

Fuentes

 

Koyré, A., Del mundo cerrado al mundo infinito, Siglo XX, 1992.

Trueba, L., La ciencia en la edad media, Santillana, 2005.

UNAM, Otras cuatrocientas pequeñas dosis de ciencia, SEP, 2013.

 

 

 

 

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