Se
considera que la ciencia nació en la Grecia antigua. En la Edad Media, la
ciencia atravesó por una época “oscura” donde la dominación religiosa sometió a
todo pensamiento. Aquellos que se salían de los parámetros religiosos o se
oponían al plan divino eran considerados paganos o herejes.
Por
eso la ciencia medieval cristiana se declaró enemiga de cualquier iniciativa de
conocimiento, filosofía o cultura que no fuera basada en las Sagradas
Escrituras.
La
ciencia volvió a ser ciencia hasta el Renacimiento cuando de nuevo salieron a
la luz los textos antiguos que los árabes guardaron y estudiaron durante la
Edad Media.
En
el siglo XII algunos tuvieron la encomienda de traducir a Euclides,
Aristóteles, Platón, Ptolomeo, Arquímedes y otros; uno de estos traductores, el
francés Pedro Abelardo, señaló una serie de inconsistencias entre las Sagradas
Escrituras y las observaciones de los fenómenos naturales. Él dijo “solo se
llega a percibir la verdad buscándola tras dudar”. Muchos que pensaban igual
prefirieron usar pseudónimos para evitar la reacción de la Iglesia.
La
ciencia medieval nació como una mirada religiosa que tuvo que demostrar su
superioridad sobre los saberes de Grecia y Roma, y, demostrar la presencia
divina en las manifestaciones de la naturaleza. Por ello se buscaban enseñanzas
religiosas y morales en las acciones de los animales, en el movimiento de los
planetas y en la capacidad de sanación que poseían algunos vegetales y
minerales. Esta ciencia estaba obligada a explicar los acontecimientos del
mundo y el universo con base a Dios.
Sin
embargo, estas concepciones no pudieron someterse durante la Edad Media,
lentamente se dio el reencuentro de la antigüedad Clásica, y algunas de sus
ideas fueron asimiladas entre los siglos XII y XIII.
Por
ejemplo, el “Libro de los 24 filósofos” donde las ideas geométricas de Platón y
los pitagóricos se pusieron al servicio de quienes intentaron definir a Dios.
Así como las ideas platónicas fueron puestos en armonía con las enseñanzas eclesiásticas
dando forma al dogma cristiano de la época.
Las
universidades se transformaron en espacios para la creación de esta nueva
visión religiosa, que si bien otorgaban un papel preponderante a la divinidad,
también fueron capaces de retomar el camino de los antiguos pensadores, al
ofrecer explicaciones naturales para los fenómenos naturales.
Esto
está representado por algunos autores medievales como Roger Bacon, Guy de
Chauliac y Nicolas de Cusa, las de los médicos de la Escuela de Salerno,
Ambroise Paré y Paracelso.
La
“magia natural”, distinta a la “magia diabólica”, también contribuyó a cambiar
la visión de los maestros medievales, pues su objetivo era interpretar,
transformar y controlar la naturaleza gracias a nuevos saberes, entre la que
destacó la alquimia, cuyo objetivo básico era descubrir el elixir o la piedra
filosofal que convirtiera el plomo o cualquier metal en oro o plata. Los
alquimistas emplearon años transformando los diversos productos químicos, cuyos
procesos contribuyeron a un avance en las técnicas de experimentación de la
química.
Durante
la Edad Media la visión del islamismo fue distinta a la de los cristianos; los
musulmanes optaron por convertirse en los herederos de los antiguos griegos y
romanos. Todas las obras científicas y filosóficas de los antiguos fueron
traducidas y estudiadas por el mundo musulmán, la Edad Media islámica fue más
bien una época de Renacimiento. En el islam la ciencia tomó las
matemáticas, la geometría, las ciencias naturales, la alquimia, la medicina,
los estudios de las plantas y los minerales, reflexiones sobre el universo; fue
una continuidad y desarrollo de los antiguos griegos y romanos.
La
ciencia en el islam tuvo una concepción distinta a la de Europa; Avicena, uno
de sus pensadores, redescubre la fisiognomía (técnica que determinaba la
psicología o personalidad de un individuo por medio de su rostro) y el cosmos,
e Ibn Jaldún desarrolló un tipo de enciclopedia de ciencias.
El
pensador Orígenes, uno de los filósofos cristianos de los primeros años,
estudió sobre la sabiduría cristiana basándose en los textos bíblicos. Sus
escritos contribuyeron en la filosofía medieval cristiana.
Fisiólogo es una obra anónima que
mira a la naturaleza, más bien las creencias medievales que se tenían de la
zoología expresaban las enseñanzas de los textos bíblicos.
Dionisio
Areopagita influyó en el pensamiento medieval explicando las posibilidades y el
conocimiento sobre Dios y el acercamiento del hombre con él.
Roger
Bacon realizó estudios donde unió la filosofía con la teología, estudió el
lenguaje, las matemáticas, la óptica, la ética y la investigación experimental.
Por sus ideas fue perseguido, condenado y enclaustrado por la Iglesia. Bacon
intentó desarrollar una enciclopedia con base a las matemáticas, física, moral,
gramática y lógica. Las investigaciones de Bacon se refieren sobre todo en la
física, especialmente en la óptica. También estudió astronomía, historia
natural y gramáticas griega y hebrea sin llegar a resultados significativos. Pero
por su énfasis en la investigación experimental y la importancia de las
matemáticas como sistema para adquirir certeza Bacon es considerado precursor
de la ciencia moderna.
Guy
de Chauliac fue uno de los médicos franceses más importantes de su época quien
brindo sus servicios a tres Papas. Narró la peste que asoló a Europa entre los
siglos XIV y XV en el que reveló las reacciones del hombre ante esta enfermedad
y las limitaciones de la medicina de la Edad Media.
El
cardenal Nicolas de Cusa fue el último gran filosofo de finales de la Edad
Media quien determinó la infinitud o “interminado” del universo. Aunque los
antiguos griegos ya lo habían propuesto. Por lo que para Nicolas de Cusa el
universo no podía ser objeto de conocimiento preciso y total sino parcial y
conjetural. Este reconocimiento del limitado conocimiento objetivo del universo
constituye una de las características de su obra “docta ignorantia” como
medio para trascender las limitaciones del pensamiento racional que es finito, porque
cuando se investiga lo infinito no existe comparación con algo determinado.
La
Escuela de Salerno fue una de las mejores escuelas de medicina a finales de la
Edad Media; la escuela conservó los conocimientos de Hipócrates y Galeno y
desarrolló nuevas técnicas curativas. El “régimen de Salerno” es su famoso
documento.
Philippus
Aeureolus Teophrastrus Bombastus ab Hohenheim adquirió el nombre de Paracelso,
uno de los más famosos médicos y alquimistas de finales de la Edad Media. Sus
escritos marcan la lucha contra la vieja medicina (influenciada por Avicena,
Aristóteles, Hipócrates y Galeno) por medio de la alquimia y los minerales y
estudios y observaciones a través de sus viajes por Europa. Paracelso marca el origen
de la química.
Ambroise
Paré fue un autodidacta de medicina de finales de la Edad Media quien llegó a
ser médico de varios reyes, su libro “monstres et prodiges” es un texto
de ciencia divertido que compara como trabajaban los médicos medievales con los
primeros médicos del Renacimiento.
Abu
Ali al-Husayn Abd Allah Ibn Sina conocido como Avicena fue uno de los mayores
continuadores de las tradiciones platónicas y aristotélicas en el mundo
musulmán, tal es el caso de la fisiognomía y la disposición de las esferas
celestes.
Ibn
Jaldún escribió su gran obra Al-Muqaddimah, la enciclopedia del mundo
islámico, que guarda conocimientos en cosmografía, geografía, retórica y
poética, bajo un esquema aristotélico; constituía una síntesis más comprensiva
de las ciencias humanas.
Fuentes
Koyré,
A., Del mundo cerrado al mundo infinito, Siglo XX, 1992.
Trueba,
L., La ciencia en la edad media, Santillana, 2005.
UNAM,
Otras cuatrocientas pequeñas dosis de ciencia, SEP, 2013.
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